Para buscar el origen de la fiesta de las Cruces de Mayo tendríamos que retroceder demasiado en el tiempo, y sólo constataríamos lo que ya sabemos, que la historia no es más que construir encima de las piedras que otros pusieron antes. Pero somos hijos de nuestro tiempo, así que dispongámonos a celebrar nuestras Cruces de Mayo, que ya vendrán otros y construirán sus fiestas sobre las cenizas de las nuestras.
Aunque en los últimos tiempos han ido disminuyendo el número de Cruces que presidían y adornaban plazoletas, esquinas y patios. Hemos perdido ese colorido tan propio de la primavera y nos hemos quedado sin esa mezcla a azahar y claveles que impregnaban nuestras calles. Poco a poco han ido perdiendo el favor de la iniciativa pública que se ha ido desentendiendo de estas fiestas populares que iniciaban nuestro mes de mayo, no sé si esa dejadez viene dada por el sentido religioso o por evitar celebraciones políticamente incorrectas.
Y es que en Vélez-Málaga, capital de La Axarquía, no sólo celebramos la festividad de la Santa Cruz sino que coincide con la toma de la ciudad por los Reyes Católicos allá por el 1487.
Pero no podemos renunciar a nuestro pasado, sería algo así como renegar de nuestros padres. Somos lo que somos por una historia, por una evolución. Nuestra realidad actual es fruto de unos hechos, así que si no renegamos de lo que somos ahora, tampoco deberíamos renegar del germen que lo hizo posible. Podríamos empezar a elucubrar qué hubiera pasado si no se hubiera llevado a cabo esa conquista, reconquista o repoblación (elijan el término que más les agrade) de la ciudad pero todo sería una gran ucronía que no nos llevaría a ningún lado, pero tal vez, ni seríamos los mismos los que estamos aquí ni tal vez, los valores de los que hoy presumimos y enarbolamos orgullosos no se hubieran dado en estas tierras.
No podemos juzgar la historia con nuestros ojos actuales, como tampoco querremos que lo hagan con nosotros dentro de cien años. Pero lo que no podemos permitirnos es olvidarla, enterrarla y hacer como si no hubiera existido. Nuestras fiestas de hoy, con nuestros ojos y mentalidad de ahora, no son más que un intento de revitalizar nuestras costumbres, aunar a todos los vecinos, e ir creando y creciendo nuestra ciudad. Y como siempre son los ciudadanos, los vecinos, la suma de esas individualidades las que hace posible el esfuerzo y la vida de nuestros barrios, de nuestra ciudad, como los vecinos de San Francisco y San Juan, que han montado su Cruz de Mayo en la plaza de San Francisco. El domingo se acercaron los Coros y Danzas de nuestra ciudad y bailaron rindiéndole homenaje a la Cruz. Sonaron nuestros verdiales, las palmas tocaban al compás mientras las campanas de San Francisco repicaban. Color, aromas y acordes,… Andalucía, Axarquía en estado puro y la sensibilidad a ras de piel.
Felicidades a todos ellos, y a todos los demás colectivos que han engalanado sus rincones con las Cruces de Mayo, que nos han hecho vibrar con nuestras tradiciones, nuestras músicas y nuestros bailes.
Siente La Axarquía 